Ritmo saltimbanqui. Acordes de un ska entrecortado con la batería a contratiempo. Se cuela un acordeón, una trompeta, un bongó.
Canciones para saltar, notas que sin embargo traslucen en tonos menores cierta melancolía, para no bajar la guardia.
En esta coyuntura latinoamericana se instalan con fuerza expresiones culturales que en los 90 representaron la resistencia y hoy pueden musicalizar cierta idea de cambio político y social. Podría resultar cómodo para Cuatro Pesos ubicarse en ese rango, pero si el cambio se reduce al apoyo a los gobiernos ellos guardan el instrumento en la valija y van con la música a otra esquina. Esa idea de libertad se traduce en ese espíritu libre, lo que les da ese gustito particular cada vez que los palillos dan cuatro golpes sobre un escenario y se desata el baile, algo que ellos definen como “la manía de no poder callar lo que te pide la mente”.
Leonardo Rodriguez
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